lunes, 18 de mayo de 2015

De turistas a Viajeros.

Quien turista se considera, de paso va por el lugar, juzga o disfruta dependiendo de la condición en la que se sitúe, pero deja a un lado la verdadera aprehensión. Viajar es sentir el placer que en la otra cultura se encuentra, es abrir el alma para recibir beneficios del lugar pero no más importante, que los que uno debe dejar en su visita, construyendo así, una verdadera e inolvidable experiencia.


El placer de Viajar


Imprescindible es, aprovechar cada instante de la vida para darse el gusto de conocer los lugares que se tienen al alcance, pero más que nada, es necesario  impedir que los sueños viajeros se queden en aspectos quiméricos y luchar para que sean hechos plasmados en nuestro libro: la memoria.

El Mar

Cuan maravillosas son sus especies y que tan mágico el paisaje que se configura en las playas que entre el amanecer y el anochecer, ilustra el mar sobre la arena. Así pues, es más que un deleite visual, un método para la relajación y el disfrute, sea individual o en familia, que enriquecen el alma. ¿Qué hay  más allá del mar? El infinito, el misterio, sus colores, etc., son secretos que el océano revela en cuanto uno sale a su alcance,  descubrirlo es una aventura imperdible.


Volar

Es necesario abrir las fronteras de la  mente, comenzar a presenciar otros paisajes en tiempo real, conocer personas, descubrir culturas y capturar momentos inigualables en una fotografía, pero más que nada, hacerlos perdurables  en el mismo ser.  


Es que volar, no es sentirse superior, es interpretar que el mundo está a nuestro alcance y nosotros estamos a disposición del universo, un disfrute mutuo y perdurable en la memoria. Conquistar caminos, viajar desde burros y camellos, bicicletas y patines, carros y trenes, hasta los barcos y aviones más sofisticados; para arriesgarse a desatar el aventurero interior y estar dispuesto a recorrer el universo, a marcar una identidad por contraste, que se resume, en saber vivir.
 

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